VISITA AL MUSEO DEL LOUVRE
En mi viaje a Paris era impensable no visitar el Museo del Louvre.
Tras más de una hora de espera bajo un sol ``achicharrante´´ del mes de agosto y recorriendo los corralitos de cintas ``como si fuéramos ovejas´´ conseguimos entrar.
Llegamos al vestíbulo y nuestra duda fue por dónde empezar el recorrido. Como queríamos ver el cuadro de la Mona Lisa nos dirigimos allí.
¡¡ Impresionante!! No el cuadro, que es minúsculo, sino la sala en la que está.
Una sala enorme, nada acogedora y la cantidad de seguridad que hay. No te puedes acercar y no solo por la seguridad sino por la cantidad de gente que tienes delante para verla, estaba en octava fila, no veía nada.
Por todo esto no me lleve un buen recuerdo de esta visita como yo esperaba, a pesar de que el edificio que alberga el museo es impresionantemente bonito. Nuestra siguiente parada fue la zona de Egipto, en la que sí disfrutamos de todo su contenido.
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